Ruanda; entre valles y colinas

Las sugerencias inmediatas de Google, a la búsqueda de Ruanda, son; genocidio, genozid, genodice.

La maravilla de la web, es que nos permite obtener información de cualquier país del mundo de manera inmediata. El peligro de esto es perder la magia de sorprendernos cuando visitamos y permitimos que el país y su gente nos cuenten su propia historia.

Ruanda es un país pintoresco de valles y montañas. Sus poco más de 26,000 km2 de extensión, se pierden fácilmente en el mapa de África. Es un país altamente poblado con 12 millones de habitantes, que históricamente era el único de la región que a pesar de tener diferentes tribus era una nación unida.

Eso fue antes que los colonizadores belgas comiencen a marcar diferencia físicas y posteriormente económicas. Así,  demandaron que la gente se identifique en tribus como Tutsi – minoritarios-, físicamente más altos y con mayor economía ganadera  o Hutus – mayoritarios-, los más pobres.

Ruanda conmemoró en Abril el “KWIBUKA  25”. Fecha que marca los 25 años de la tragedia del genocidio en contra de los Tutsi que dejó más de 800,000 muertos en cinco meses. En Abril de 1994, uno de cada cinco Ruandeses fue asesinado, en su mayoría por sus propios vecinos, amigos e incluso por familiares. Si bien esto explica porque la primera palabra asociada con Ruanda es genocidio, la Visión 2020 de este país,  relacionadas con el desarrollo económico y con políticas ambientales y sociales, liderada por su presidente Paul Kagame, cuentan una nueva historia del país.

El Poder de una Trilogía

Resiliencia

 Después de visitar el memorial del genocidio en esta fecha conmemorativa,con flores frescas y con ruandeses parados en solitud y silencio, no pude parar de preguntarme ¿cómo pudo salir adelante Ruanda después de lo que había vivido? IMG_4108.jpg

Por casualidad o destino, obtuve la respuesta atendiendo a una obra teatral basada en la vida real. Acá aprehendí el verdadero significado de la palabra resiliencia.

La obra comenzó en un espacio pequeño y apretado. Presentaba solo a dos protagonistas y a una voz que creaba sonidos acústicos que definían el tono de la noche como un grito lleno de angustia, frío, agitado y desesperado.  Luego, la escena de una madre que visita la cárcel para conocer a quién le quitó la vida a su único hijo. Un joven que se asemejaba a su propio hijo, la misma tez de piel, la misma edad y cuando pudo distinguir bien la cara, resultó ser que el joven fue alguna vez amigo de su hijo.

El sistema judicial implementado, exigía que ella debía perdonarlo para que el sea aceptado en la comunidad de nuevo. Sin embargo, ¿cómo podría una madre perdonar y ser vecina de la persona que le quitó a su único hijo?

La obra termina con la reflexión de la madre: “El amor que siento por mi hijo no puede morir con su cuerpo. Este amor es tan grande y lo siento tan enraizado dentro mío, que yo sé que la persona que más lo necesita eres tú.”

Actualmente, a muchos ruandeses les toca vivir historias similares a la de esa madre. Viven en vecindarios con las mismas personas que le quitaron la vida a algún familiar. Otros se quedaron con la eterna duda de a quien deberían otorgar el perdón por  haber matado a su madre, hijos o esposos.

Esto es una realidad en Ruanda. Es que resulta que después de vivir el extremo de un genocidio, la humanidad siente profundamente la necesidad de superación. Así redefine su capacidad para lograr nuevos estándares de convivencia pacífica generados por la resiliencia, que nos enseña una lección de humanidad y amor que debe ser profundamente reflexionada.

Ambición

La ambición ruandesa se puede ver a través de políticas de desarrollo que han triplicado su PIB en menos de dos décadas. El real sentido de esta ambición nacional, puede resumirse en el nombre de una mujer: Christelle KW.

Christelle, Ingeniera Mecánica de la Universidad Cristiana de Oregón en Estados Unidos, comenzó a restaurar proyectos de agua abandonados en las áreas rurales, cuando aún era estudiante. Poco tiempo después, fundó su empresa social Water Access Ruanda. Ella aprovechó la oportunidad de poder registrar una empresa en tan solo un día y utilizó  la ventaja competitiva de políticas públicas que permiten la innovación social de proyectos privados en servicios públicos.

ProyectoDeAgua

En tan solo 4 años, Christelle ha logrado crear 50 empleos, generar rentabilidad e implementar 19 quioscos que emplean a un local de la comunidad, para vender agua potable a un precio accesible. El impacto de su trabajo, además de permitir acceso al agua potable, evita que mujeres y niñas deban caminar 4 horas cargando 20 a 30L sobre la cabeza, para llevar agua potable a sus hogares.

La ambición de esta mujer por desarrollar el potencial de su país y por crear un impacto real para mejorar la calidad de vida, la llevó a ganar el premio Women Entrepreneuer of the Year Paris 2019. Su compromiso hacia el impacto que confía alcanzar con su empresa es tan fuerte, que rechazó tentadoras ofertas trabajo en el exterior. Christelle es consciente de que no es tarea fácil dirigir una empresa social, pero apuesta con toda convicción por el potencial de desarrollo integral de su país.

Las lecciones que puedo compartir luego de compartir una tarde con Christelle son varias, pero la que rescato es su profunda y valiosa ambición de confiar en su patria y en su gente. Una ambición que le permite con tan solo 25 años a concentrar su enfoque en trabajar con gente que tenga el corazón puesto en el lugar correcto y comparta su visión para llevar a cabo la misión de erradicar la escasez de agua.

Consistencia

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Créditos: Brinda Kulkarni

Lo más curioso al aterrizar en Kigali, capital de Ruanda, fue escuchar a la aeromoza por el altavoz recordar que las bolsas plásticas están prohibidas en el país y que si alguien tenía una, que por favor la deje en el avión. En ese momento aplaudí esa ley, pero por prejuicio pensé que  a veces las leyes medio ambientales solo queda en tinta y papel y alguna bolsa habría de encontrar.

 

Kigali me enseñó que estaba equivocada. No existen bolsas de plástico. No las producen y no pueden ser importadas. La próxima sorpresa fue no encontrar basura en las calles ni carreteras. Kigali tiene sus jardineras verdes, las aceras y pasos de cebra pintados, y para sorprenderme una vez más, todos los moto taxistas llevan casco, no solo para el que conduce, si no también para el pasajero.

Kigali es la muestra de consistencia entre liderazgo y las acciones que mantienen una ciudad limpia, ordenada y con una Visión 2020 próxima a cumplirse.

La Visión 2020, inspirada en convertir a Ruanda en el Singapur del continente, tiene como principal objetivo transformar a Ruanda en un país de ingresos medios. Un país que no cuenta con recursos naturales valiosos apuesta entonces  su futuro en el desarrollo del conocimiento, la educación y tecnología.

No es novedad que un país en desarrollo tenga su propia agenda para salir de la pobreza. Resulta sin embargo novedoso observar el como lo está haciendo Ruanda. La estrategia de implementación de esta visión, con objetivos claros y sub-metas acompañadas de un estricto control están logrando resultados.  Dentro del primer objetivo está la buena gobernancia. Esta se basa en el modelo de rendición de cuentas y en regulaciones que ha logrado que Ruanda sea reconocido como uno de los países con menos corrupción de África.

Se dice que para lograr un objetivo, uno no debe ser perfecto, pero si constante. Ruanda, lo es, como lo demuestran sus estadísticas y sobre todo su diario vivir.  Ese ideal de un país comprometido en desarrollarse de manera integral tiene a Ruanda, en el medio del continente de África, como el gran protagonista candidato a lograrlo.

¿Cómo es posible entonces que un país que acaba de conmemorar 25 años de un genocidio, pueda estar en armonía y al parecer sincronizados apuntando a una misma visión? Estas tres lecciones: resiliencia, ambición y consistencia que en realidad me las compartió un ruandés trabajando para el Banco Mundial, pueden ser las tres palabras por asociar que nos sirvan para intentar entender lo que este país ahora tiene por contar y enseñar al mundo entero.

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